martes, 19 de febrero de 2013

Poetas románticos ingleses



POESÍA ROMÁNTICA INGLESA

Los precedentes se remontan a la década de los 40 del siglo XVIII. Autores como Edward Young (Noches) o Thomas Gray (La elegía) mostraban ya la tendencia a la melancolía, el sufrimiento y los símbolos crepusculares.
Las supercherías de James MacPherson llegaron más lejos. Este poeta inventó la figura de un bardo medieval, Ossian (el que lee Werther), que extendió el amor por el exotismo medieval, la sugestión del ritmo y, sobre todo, el tono folklórico, popular, que defendería la generación romántica.
Circunstancias en las que se desarrolló el romanticismo en Inglaterra:
-        Las revoluciones ya estaban hechas. El país vive en prosperidad y aislamiento.
-        Al contrario que en Francia, el poeta inglés siente un genuino amor por la vida campestre. No es la naturaleza arrebatada de Goethe, sino un ámbito de placer y vida regalada, más en la línea de la naturaleza renacentista.
-        La filosofía económica de Adam Smith establece que la suma de los egoísmos naturales producirá el bien mayor –o el mal menor- y permitirá una mayor actividad productiva.
-        El término ‘romantic’ tiene en inglés el sentido de novelesco. Los poetas no se llaman a sí mismos románticos.
-        Hay un buen mercado para la lírica. Florece el poema largo, narrativo, muchas veces en entregas que se vendían por la calle. Sin embargo, en los años 30, de pronto, se desploma el mercado del poema narrativo. Poetas como Walter Scott dejan de escribirlos para dedicarse a la novela, ahora favorita del público.
Cinco grandes poetas románticos ingleses:
  1. Los lakistas, así llamados por haber vivido en una región del norte de Inglaterra: Wordsworth y Coleridge.
    1. Trataban de probar “hasta qué punto el lenguaje de la conversación en las clases medias y bajas de la sociedad sirve para los propósitos del placer poético.
    2. Wordsworth busca los spots of time, lo que Azorín llamaría los primores de lo vulgar, pero también el paisaje trascendente, simbólico, significativo, y la reflexión del alma frente a la naturaleza.
    3. Para Coleridge, la lírica es “emoción recordada en tranquilidad”. Es decir, la emoción es contemplada en la memoria. El recuerdo provoca otra emoción, que incluye la primera emoción pero no se identifica con ella. El poeta está distanciado, y aporta la nueva emoción del tiempo transcurrido.
    4. La poesía es un placer moral e intelectual, y debe acercarse a la prosa.
    5. Coleridge dejó a Wordsworth, con quien había escrito las Lyrical ballads en 1798, para estudiar en Alemania. Adicto al opio, dice haber escrito el poema Kubla Khan bajo sus efectos. En el fondo, Coleridge era más teórico y crítico literario (sobre todo de Shakespeare) que poeta, y se sintió abandonado por la inspiración. Aun así, dejó poemas memorables como la Canción del viejo marino, en la que se inspiraría Poe para su Arthur Gordon Pym.
    6. Wordsworth, en cambio, dejó entre otras obras, sobre todo las Odas, su gran Preludio, modelo de lo que después cuajaría en la prosa poética y en buena parte de la poesía moderna.
  2. Poetas satánicos o rebeldes.
    1. Byron es el poeta romántico por excelencia. Él es su propia obra de arte: marginado, rebelde, atractivo, autodestructivo y extremadamente individualista. Así, dedica un gran poema a Caín, ensalza la figura del Corsario, retoma el mito de Don Juan o entrega la vida por una causa romántica como la guerra nacionalista griega. Su leyenda ha influido más que su poesía.
    2. Shelley es el maestro de la poesía tradicional, de la sensibilidad extrema y, como Keats, del amor por la cultura clásica. Merece la pena recordar su poema Adonis, en la muerte de Keats, así como su participación en la célebre reunión romántica de Villa Diodati, junto con Byron, su esposa Mary o William Polidori, el autor de El vampiro.
  3. John Keats.
    1. Su obra, subjetiva, individualista, aporta un nuevo tono realista cuya composición servirá para la poesía simbolista que, en España, llega hasta Machado.
    2. En 1920 publica, sin éxito, Hiperión, poema épico inacabado en el que se narra la derrota de los Titanes por obra de los dioses olímpicos. También es autor de cinco grandes odas: Oda a una urna griega, Oda a la indolencia, Oda a la melancolía, Oda a un ruiseñor y Oda a Psyque.
    3. Sus composiciones son de gran perfección formal en las que reflexiona sobre el tiempo, la melancolía, el amor y el dolor, o el poder inmortalizador de la belleza, como el caso de la Oda a una urna griega.
    4. Keats habla de la “capacidad negativa” del poeta, que sabe distanciarse y parecer neutral ante lo que dice. Niega que el poeta tenga sustancia propia. Es, más bien, un camaleón: “el poeta lo es todo y no es nada: no tiene carácter; disfruta de la luz y de la sombra”. Para él, un poeta es “el ser menos poético que hay. Siempre está sustituyendo y rellenando otro cuerpo”, como Shakespeare.